X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.A ver, Adso, intentemos empezar de nuevo.Te aseguro que estoytratando de explicarte algo sobre lo que yo tampoco estoy muy seguro.Pienso que elerror consiste en creer que primero viene la herej�a y despu�s los simples que la abrazan(y por ella acaban abrasados).En realidad, primero viene la situación en que seencuentran los simples, y despu�s la herej�a.-�Cómo es eso?-Ya conoces la constitución del pueblo de Dios.Un gran reba�o, ovejas buenas yovejas malas, vigiladas por unos mastines, que son los guerreros, o sea el podertemporal, el emperador y los se�ores, y guiadas por los pastores, los cl�rigos, losint�rpretes de la palabra divina.La imagen es clara.-Pero no es veraz.Los pastores luchan con los perros, porque unos quieren tener losderechos de los otros.-As� es, y precisamente por eso no se ve muy bien cómo es el reba�o.Ocupados endestrozarse mutuamente, los perros y los pastores ya no se cuidan del reba�o.Hay unaparte que est� afuera.-�Afuera?-S�, al margen.Campesinos que no son campesinos de Dios porque carecen de tierra, oporque la que tienen no basta para alimentarlos.Ciudadanos que no son ciudadanosporque no pertenecen a ning�n gremio ni corporación: plebe, gente a merced decualquiera.�Alguna vez has visto un grupo de leprosos en el campo?150 Umberto Eco El Nombre de la Rosa-S�, en cierta ocasión vi uno.Eran como cien, deformes, con la carne blancuzca que seles ca�a a pedazos.Andaban con muletas; los ojos sangrantes, los p�rpados hinchados.No hablaban ni gritaban: chillaban como ratas.-Para el pueblo cristiano, son los otros los que est�n fuera del reba�o.El reba�o losodia, y ellos odian al reba�o.Quer�an que todos estuvi�semos muertos, que todosfu�semos leprosos como ellos.-S�, recuerdo una historia del rey Marco, que deb�a condenar a la bella Isolda, y yaestaba por darla a las llamas cuando vinieron los leprosos y le dijeron que hab�a peorcastigo que la hoguera.Y le gritaban:  �Entr�ganos a Isolda, d�janos poseerla, laenfermedad aviva nuestros deseos, entr�gala a tus leprosos! �Mira cómo se pegan losandrajos a nuestras llagas purulentas! �Ella, que junto a ti se envolv�a en ricas telasforradas de armi�o y se adornaba con exquisitas joyas, ver� la corte de los leprosos,entonces s� que reconocer� su pecado y echar� de menos entrar en nuestros tugurios,se acostar� con nosotros, y este hermoso fuego de espino!-Veo que para ser un novicio de San Benito tienes lecturas bastante curiosas -comentóburl�ndose Guillermo, y yo me ruboric�, porque sab�a que un novicio no debe leernovelas de amor, pero en el monasterio de Melk los m�s jóvenes nos las pas�bamos, ylas le�amos de noche a la luz de la vela- No importa -siguió diciendo Guillermo- veoque has comprendido lo que quer�a decirte.Los leprosos, excluidos, querr�an arrastrar atodos a su ruina.Y cuanto m�s se los excluya m�s malos se volver�n, y cuanto m�s selos represente como una corte de l�mures que desean la ruina de todos, m�s excluidosquedar�n.San Francisco lo vio claro; por eso lo primero que hizo fue irse a vivir con losleprosos.Es imposible cambiar al pueblo sin reincorporar a los marginados.-Pero estabais hablando de otros excluidos; los movimientos her�ticos no est�ncompuestos de leprosos.-El reba�o es como una serie de c�rculos conc�ntricos que van desde las zonas m�salejadas del reba�o hasta su periferia inmediata.Los leprosos significan la exclusión engeneral.San Francisco lo vio claro.No quer�a sólo ayudar a los leprosos, pues en talcaso su acción se hubiese limitado a un acto de caridad, bastante pobre e impotente.Consu acción quer�a significar otra cosa.�Has o�do hablar de cuando predicó a los p�jaros?-�Oh s�! Me han contado esa historia bell�sima, y he sentido admiración por el santo quegozaba de la compa��a de esas tiernas criaturas de Dios -dije henchido de fervor.-Pues bien, no te han contado la verdadera historia, sino la que ahora est�reconstruyendo la orden.Cuando Francisco habló al pueblo de la ciudad y a susmagistrados y vio que no lo entend�an, se dirigió al cementerio y se puso a predicar alos cuervos y a las urracas, a los gavilanes, a las aves de rapi�a que se alimentaban decad�veres.-�Qu� horrible! �Entonces no eran p�jaros buenos?-Eran aves de presa, p�jaros excluidos, como los leprosos.Sin duda, Francisco estabapensando en aquel pasaje del Apocalipsis que dice: Vi un �ngel puesto de pie en el sol,que gritó con una gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan por lo alto del cielo:151 Umberto Eco El Nombre de la Rosa �Venid, congregaos al gran fest�n de Dios, para comer las carnes de los reyes, lascarnes de los tribunos, las carnes de los valientes, las carnes de los caballos y de los quecabalgan en ellos, las carnes de todos los libres y de los esclavos, de los peque�os y delos grandes!-�De modo que Francisco quer�a soliviantar a los excluidos?-No; eso fue lo que hicieron Dulcino y los suyos.Francisco quer�a que los excluidos,dispuestos a la rebelión, se reincorporasen al pueblo de Dios.Para reconstruir el reba�ohab�a que recuperar a los excluidos.Francisco no pudo hacerlo, y te lo digo con muchaamargura.Para reincorporar a los excluidos ten�a que actuar dentro de la iglesia, paraactuar dentro de la iglesia ten�a que obtener el reconocimiento de su regla, que entoncesengendrar�a una orden, y una orden, como la que, de hecho, engendró, reconstruir�a lafigura del c�rculo, fuera del cual se encuentran los excluidos.Y ahora comprender�s porqu� existen las bandas de los fraticelli y de los joaquinistas, a cuyo alrededor vuelven areunirse los excluidos.-Pero no est�bamos hablando de Francisco, sino de la herej�a como producto de lossimples y de los excluidos.-As� es.Habl�bamos de los excluidos del reba�o de las ovejas.Durante siglos,mientras el papa y el emperador se destrozaban entre s� por cuestiones de poder,aquellos siguieron viviendo al margen, los verdaderos leprosos, de quienes los leprosossólo son la figura dispuesta por Dios para que pudi�semos comprender esta admirablepar�bola y al decir  leprosos entendi�ramos excluidos, pobres, simples, desheredados,desarraigados del campo, humillados en las ciudades.Pero no hemos entendido, elmisterio de la lepra sigue obsesion�ndonos porque no supimos reconocer que se tratabade un signo.Al encontrarse excluidos del reba�o, todos estaban dispuestos a escuchar, oa producir, cualquier tipo de pr�dica que, invocando la palabra de Cristo, de hechodenunciara la conducta de los perros y de los pastores y prometiese que alg�n d�a ser�ancastigados.Los poderosos siempre lo supieron.La reincorporación de los excluidosentra�aba una reducción de sus privilegios.Por eso a los excluidos que tomabanconciencia de su exclusión los se�alaban como herejes, cualesquiera que fuesen susdoctrinas.En cuanto a �stos, hasta tal punto los cegaba el hecho de su exclusión querealmente no ten�an el menor inter�s por doctrina alguna.En esto consiste la ilusión dela herej�a.Cualquiera es hereje, cualquiera es ortodoxo.No importa la fe que ofrecedeterminado movimiento, sino la esperanza que propone.Las herej�as son siempreexpresión del hecho concreto de que existen excluidos.Si rascas un poco la superficiede la herej�a, siempre aparecer� el leproso.Y lo �nico que se busca al luchar contra laherej�a es asegurarse de que el leproso siga siendo tal [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • szamanka888.keep.pl
  • Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.